“Resnick fue calificado como el último pintor expresionista abstracto por Roberta Smith. Y aunque su trabajo posterior eclipsó las nociones más tradicionales del expresionismo abstracto, se mantuvo ferozmente comprometido con los principios de la pintura no figurativa.
Como se puede ver a lo largo de este libro, el artista niega la infiltración de la imagen o la ilusión, y se esfuerza por destilar la abstracción hasta su esencia misma, defendiendo un enfoque “completo” del lienzo.
Resnick, que poseía una postura anarquista, rechazaba la jerarquía y la autoridad tanto en la pintura como en la vida.
Cuando habla de su pintura como un "acto desafiante" nos hace pensar que sus lienzos masivos, muy empastados y casi monocromáticos, son impenetrablemente densos y rechazan el significado prescrito”.